LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO. Tres versiones

Historias que se repiten, que van de boca en boca con moralejas que sirven para muy diferentes culturas y pensamientos. Una buena historia con una buena moraleja es imperecedera y esto ocurre con LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO.

La moraleja: «La avaricia rompe el saco»

Podría ser otro título para este cuento, pero esa frase suena demasiado directa y los que buscaban los narradores (ya desde la Edad Media) era «enseñar deleitando», que su público aprendiera de forma indirecta mientras pasaba un buen rato escuchando estas bellísimas y eternas historias.

Es imposible saber exactamente en qué momento o lugar nació La gallina de los huevos de oro. Ni quién fue su autor primero.

Como pasa con la mayoría de los “cuentos populares” siempre ha estado presente; ha ido transmitiéndose de boca en boca; en nuestra cultura y en otras; desde tiempos remotos; versionándose en verso y en prosa; el pueblo la tiene como suya y cada cual la cuenta a su manera; para moralizar, para enseñar y también para deleitar.

Igual ha ocurrido con otros cuentos populares, por ejemplo, LA LECHERA o LOS BURLADORES QUE HICIERON EL PAÑO.

Historias que se repiten

Vamos a ver tres versiones de tres autores para compararlas y elegir la mejor.

¿Por qué hay tantas versiones de estos cuentos? Habría que preguntarse. ¿Por qué hay historias que no pasan de moda, que se eternizan y siempre se mantienen actuales y frescas? ¿Qué tienen que no tienen las demás? Pues creo que la respuesta es sencilla: un tema universal que las convierte en clásicas; en cualquier cultura, época y sociedad expresan una idea intemporal.

Analicemos algunas:

  • «EL TRAJE NUEVO DEL EMPERADOR«. Sobre la presunción que vuelve a un rey ciego hasta el punto de aparecer desnudo en un desfile.
  • «LA LECHERA«. Esa joven que sueña y sueña con un futuro mejor, pero…

¿Qué es una fábula?

  • Es un relato generalmente breve que podemos encontrar escrito en prosa o verso
  • La fábula tienen un fin didáctico, quiere enseñar algo; por ello, suele tener una moraleja
  • Tiene pocos personajes; en muchas ocasiones, los personajes son animales que se comportan como seres humanos
  • El escritor clásico más conocido es Esopo 
  • El fabulista más famoso internacionalmente es el francés Jean de La Fontaine.

LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO

Tres versiones de una fábula clásica

Os dejo aquí una pequeña muestra de la pervivencia de esta bella narración: tres versiones diferentes del mismo cuento y una única enseñanza: “La avaricia rompe el saco”. Por supuesto, podéis encontrar más versiones o, si sois un poco creativos, escribir la vuestra propia.

LA GALLINA Y LOS HUEVOS DE ORO. ESOPO

Sobre el autor

No es posible dar datos ciertos sobre Esopo. Hombre de vida desconocida para nosotros. Ni fecha ni lugar de nacimiento exactos. Se supone que vivió alrededor del 600 a. C. y se le llama “el padre de la fábula”. Sus relatos son divertidos y cumplen la norma clásica del “prodesse delectare” (enseñar deleitando), por eso suelen tener una frase al final que condensa toda la enseñanza. Se le considera más un recopilador que un autor.

LA GALLINA Y LOS HUEVOS DE ORO

«Tenía cierto hombre una gallina que cada día ponía un huevo de oro. Creyendo encontrar en las entrañas de la gallina una gran masa de oro, la mató; mas, al abrirla, vio que por dentro era igual a las demás gallinas. De modo que, impaciente por conseguir de una vez gran cantidad de riqueza, se privó él mismo del fruto abundante que la gallina le daba».

 Es conveniente estar contentos con lo que se tiene y huir de la insaciable codicia

LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO. Anónimo

«Érase un labrador tan pobre, tan pobre, que ni siquiera poseía una vaca. Era el más pobre de la aldea. Y resulta que un día, trabajando en el campo y lamentándose de su suerte, apareció un enanito que le dijo:

-Buen hombre, he oído tus lamentaciones y voy a hacer que tu fortuna cambie. Toma esta gallina; es tan maravillosa que todos los días pone un huevo de oro.

El enanito desapareció sin más ni más y el labrador llevó la gallina a su corral. Al día siguiente, ¡oh sorpresa!, encontró un huevo de oro. Lo puso en una cestita y se fue con ella a la ciudad, donde vendió el huevo por un alto precio.

Al día siguiente, loco de alegría, encontró otro huevo de oro. ¡Por fin la fortuna había entrado a su casa! Todos los días tenía un nuevo huevo.

Fue así que poco a poco, con el producto de la venta de los huevos, fue convirtiéndose en el hombre más rico de la comarca. Sin embargo, una insensata avaricia hizo presa su corazón y pensó:

“¿Por qué esperar a que cada día la gallina ponga un huevo? Mejor la mato y descubriré la mina de oro que lleva dentro”.

Y así lo hizo, pero en el interior de la gallina no encontró ninguna mina.

A causa de la avaricia tan desmedida que tuvo, este tonto aldeano malogró la fortuna que tenía«.

LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO. SAMANIEGO

Sobre el autor

Félix María de Samaniego (1745 – 1801). Escritor español del siglo XVIII, conocido especialmente por sus fábulas. Temido en su época por su sátira mordaz contra políticos y religiosos, por lo que fue perseguido por la Inquisición. Sus fábulas son menos «ingenuas» que las de Esopo y están llenas de críticas “escondidas” a personajes conocidos y a costumbres de la época.

LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO

Erase una gallina que ponía

un huevo de oro al dueño cada día.

Aun con tanta ganancia mal contento,

quiso el rico avariento

descubrir de una vez la mina de oro,

 y hallar en menos tiempo más tesoro.

Matóla, abrióla el vientre contado

 pero, después de haberla registrado,

 ¿qué sucedió? que muerta la Gallina,

 perdió su huevo de oro y no halló la mina.

¡Cuántos hay que teniendo lo bastante

enriquecerse quieren al instante,

abrazando proyectos

que sólo en pocos meses,

cuando se contemplaban ya marqueses,

contando sus millones,

se vieron en la calle sin calzones!

¿Cuál te gusta más de las tres versiones de «La gallina de los huevos de oro»?

Es difícil, porque cada una tiene algo diferente. La de Esopo es breve y directa; la anónima introduce la figura del enanito que la hace especialmente apropiada para los niños; la de Samaniego, en verso, con esa crítica escondida a la corrupción que ya había en su época. Si tengo que quedarme con una, yo elijo a Esopo; me encanta la sencillez y lo directo de sus fábulas, sin adornos y con una sola finalidad; enseñar.

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