EL MAYOR PIROPO
Para todos los profesores que han trabajado por y para nosotros
Hay piropos que nos llegan al alma. Que nos emocionan. Aunque no nos los digan a nosotros.
Hace pocos días fui con mi marido a un concierto aquí, en Denia. Unos estudiantes de música que han formado un grupo. Uno de ellos un exalumno de mi marido.
Durante la pausa, una señora se acercó a nosotros:
–Hola. Disculpa, ¿tú eras profesor de mi hijo Edu?
–Sí. Fui su profesor.
–Pues te he reconocido y simplemente quiero darte las gracias porque, gracias a ti, a mi hijo le ha llegado a gustar la historia. Después de años de escuela e instituto repitiéndole que era una asignatura interesante, que era importante… Nada. Ni caso. Siempre la odió hasta que te tuvo de profesor. ¡Qué cambio! Muchísimas gracias y perdón por molestarte.
–Gracias a ti por decírmelo.
«BRINDIS», de Carmen Calvo
La conversación fue breve y, aparentemente, sin importancia. Pero yo estuve todo el concierto con estas triviales frases dándome vueltas.
Cuando salimos y ya de vuelta a casa, le dije a marido:
-“Creo que esa señora te ha echado el mayor piropo que se le puede hacer a un profesor. Me ha emocionado. De verdad que debes sentirte orgulloso. Te envidio”.
Y es verdad.
1 Comentario
José Manuel
28/08/2014 at 11:09El que reconozcan tu labor como profesional solo es comparable al reconocimiento de ser una gran persona. Como para no estar orgulloso.
Besos