CÓMO HACER UNA TORTILLA

CÓMO HACER UNA TORTILLA

¡Madre mía!

Jamás pensé que preparar una tortilla fuera algo tan complicado. Pero un desafío es un desafío.

Primero compra los huevos. Que si de corral, que si ecológicos, que si de gallinas criadas en el suelo… ¡Uf!

Después vete a por el aceite. Que si de oliva virgen, que si de semillas, que si de girasol… ¡Uf!

Cuántas decisiones.

En casa, elige la sartén. Mi madre me dijo: “Cuidado, que no se pegue”. Y eso, ¿qué quiere decir?

Me pongo manos a la obra.

Un poco de aceite. A ver… Un poco de aceite, ¿cuánto es? Otra instrucción de mi madre: “¡Ay, hijo! Ni que fueras tonto. Pues un chorrito para una tortilla de dos huevos y si pones más huevos, pues un chorrito más grande”.

Bato bien los huevos (mientras se calienta el aceite, eso lo tengo claro) y añado una pizca de sal. Otra duda me asalta. ¿Pizca? ¿Cuánto es una pizca? Ni se me pasa por la cabeza llamar a mi madre para preguntárselo. Es capaz de desheredarme. Me lanzo al vacío.

Aceite caliente; creo.

Echo los huevos. Espero y me esfuerzo por doblar la tortilla “en tres” (otra vez escucho la voz materna).

Me sale lo que me sale y lo pongo dentro del bocadillo que ya tengo listo en un plato.

Pero ¡qué bien huele!

Para rematar mi menú gourmet, me abro una cerveza y pongo unas papas en un bol.

Una comilona digna de dioses.

¡Qué orgullosa tienes que sentirte de tu hijo, mamá!

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