DESCRIPCIÓN FEMENINA. ARCIPRESTE DE HITA

Esta «DESCRIPCIÓN FEMENINA» pertenece al Libro de Buen Amor, de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita; una de las obras más relevantes escrita en el siglo XIV, a finales de la EDAD MEDIA.

Libro de Buen Amor

Su autor, Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, nos presenta todo un retrato de la sociedad de su época, del siglo XIV. Variados personajes que nos muestran cómo se vivía en la Edad Media. Entre ellos, el mismo autor, don Carnal y doña Cuaresma, la Trotaconventos, doña Endrina y don Amor. Este último aconseja al arcipreste sobre la mujer perfecta en este fragmento (coplas 426-435).

Además esta descripción femenina es todo un análisis sobre «los cánones de belleza» de ese momento y expresa claramente lo que se esperaba de una buena mujer.

Es una obra imprescindible en la historia de la literatura española.

Pertenece al Mester de Clerecía y es una obra “intitulada” en los manuscritos que de ella se conservan. Se podría haber elegido otro título para identificarla, como “Libro del Arcipreste”, por ejemplo, pero está bien lo de “Buen amor” porque la obra se centra en definir qué o cuál es ese “buen amor”.

El autor usa una narración autobiográfica para introducir heterogéneos materiales: fábulas, apólogos, serranillas. Con todo esto, el poeta analiza detenidamente (mezclando lo serio con lo burlesco) toda la sociedad del siglo XIV: creencias, costumbres, clases y contradicciones.

En este retrato social es muy interesante ver que el Arcipreste destaca la figura de la mujer; una mujer que va desde la Virgen (a quien dedica “gozos” y «alabanzas”) hasta la alcahueta, y convierte a esta última en uno de los personajes femeninos más logrados de la literatura española: la Trotaconventos. Un siglo después, este personaje alcanzará la cumbre con La Celestina.

Os presento un fragmento de esta riquísima obra donde se muestra ese gusto por la ironía.

Otros textos de EL LIBRO DE BUEN AMOR

DESCRIPCIÓN FEMENINA. Arcipreste de Hita 

CONSEJOS DE DON AMOR

«CONDICIONES QUE HA DE TENER LA MUJER»

Si hasta ahora ninguna concesión alcanzaste 

de damas y de otras a quien adoraste,

échalo en culpa tuya, pues por ti fue que erraste

ya que a mí no viniste ni consultaste.

Quisiste ser maestro sin discípulo ser, 

no conoces mis artes ni cómo has de aprender;

oye y lee mi aviso y sabrás cómo hacer,

recobrarás tu dama y otras sabrás traer.

 (…)

Si quieres amar dueñas o a cualquier mujer

muchas cosas tendrás primero que aprender 

para que ella te quiera en amor acoger. 

Primeramente, mira qué mujer escoger.

Busca mujer hermosa, atractiva y lozana, 

que no sea muy alta, pero tampoco enana;

si pudieres, no quieras amar mujer villana ,

pues de amor nada sabe, palurda y chabacana.

Busca mujer esbelta, de cabeza pequeña, 

cabellos amarillos, no teñidos de alheña ,

las cejas apartadas, largas, altas, en peña;

ancheta de caderas, esta es talla de dueña.

Ojos grandes, hermosos, expresivos, lucientes 

y con largas pestañas, bien claros, rientes;

las orejas pequeñas, delgadas; para mientes

 si tiene el cuello alto, así gusta a las gentes. 

La nariz afilada, los dientes menudillos,

iguales y muy blancos, un poco apartadillos,

las encías bermejas, los dientes agudillos,

los labios de su boca bermejos, angostillos.

La su boca pequeña, así, de buena guisa, 

su cara sea blanca, sin vello, clara y lisa;

conviene que la veas primero sin camisa

pues la forma del cuerpo te dirá: ¡esto aguisa!

¿Queréis continuar con el Arcipreste de Hita?

Seguro que vais a disfrutar de estas lecturas, tan actuales ahora como cuando fueron escritas hace ya varios siglos

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