«DON PITAS PAYAS». LIBRO DE BUEN AMOR

«DON PITAS PAYAS» es un fragmento del Libro de Buen Amor, del Arcipreste de Hita, en el siglo XIV. Es una historia muy divertida que forma parte de un clásico medieval imprescindible en la literatura española.

Libro de Buen Amor

El LIBRO DE BUEN AMOR es la obra literaria más relevante del español del siglo XIV y una de las mejores de toda la historia de la literatura española.

Se trata de un conjunto heterogéneo de textos en torno al tema del amor en sus diversas manifestaciones, espirituales y sensuales, escritos por Juan Ruiz, Arcipreste de Hita.

Mester de clerecía

En la Edad Media conviven dos estilos literarios: el mester de juglaría y el mester de clerecía.

El Libro de Buen Amor es una muestra del mester de clerecía o «trabajo de clérigos», grupo de obras escritas por autores con buena formación y conocedores de los clásicos que usaron la estrofa llamada cuaderna vía (cuatro versos alejandrinos con una cesura central que divide el verso en dos hemistiquios de siete sílabas cada uno) como forma de expresión.

Otros textos de EL LIBRO DE BUEN AMOR

«DON PITAS PAYAS». LIBRO DE BUEN AMOR

Aquí tenemos uno de los pasajes más divertidos, ingeniosos e irónicos del libro.

Leed y disfrutad.

EJEMPLO DE LO QUE ACONTECIÓ A DON PITAS PAYAS, PINTOR DE BRETAÑA

474 Dejó uno a su mujer (te contaré la hazaña; 
si la estimas en poco, cuéntame otra tamaña). 
Era don Pitas Payas un pintor de Bretaña, 
casó con mujer joven que amaba la compaña.

475 Antes del mes cumplido dijo él: -Señora mía, 
a Flandes volo ir, regalos portaría. 
Dijo ella: -Monseñer, escoged vos el día, 
Mas no olvidéis la casa ni la persona mía. 

476 Dijo don Pitas Payas: -Dueña de la hermosura, 
Yo volo en vuestro cuerpo pintar una figura 
Para que ella os impida hacer cualquier locura. 
Dijo ella: -Monseñer, haced vuestra mesura. 

477 Pintó bajo su ombligo un pequeño cordero 
y marchó Pitas Payas cual nuevo mercadero; 
estuvo allá dos años, no fue azar pasajero. 
Cada mes a la dama parece un año entero. 

478 Hacía poco tiempo que ella estaba casada, 
había con su esposo, hecho poca morada; 
su amigo tomó y estuvo acompañada, 
deshízose el cordero, ya de él no queda nada. 

479 Cuando supo la dama que venía el pintor, 
muy de prisa llamó a su nuevo amador; 
dijo que le pintase, cual supiese mejor, 
en aquel lugar mismo un cordero menor. 

480 Pero con la gran prisa pintó un señor carnero, 
cumplido de cabeza, con todo un buen apero. 
Luego, al siguiente día, vino allí un mensajero: 
Que ya don Pitas Payas llegaría ligero. 

481 Cuando al fin el pintor de Flandes fue venido, 
Su mujer, desdeñosa, fría le ha recibido: 
Cuando ya en su mansión con ella se ha metido, 
La señal que pintara no ha echado en olvido. 

482 Dijo don Pitas Payas: -Madona, perdonad, 
mostradme la figura y tengamos solaz. 
-Monseñer -dijo ella-, vos mismo la mirad, 
todo lo que quisieres hacer, hacedlo audaz. 

483 Miró don Pitas Payas el sabido lugar 
y vio aquel gran carnero con armas de prestar. 
-¿Cómo, madona, es esto? ¿Cómo puede pasar 
que yo pinté corder y encuentro este manjar? 

484 Como en estas razones es siempre la muger 
sutil y mal sabida, dijo: -¿Qué, monseñer? 
¿Petit corder, dos años, no se ha de hacer carner? 
Si no tardaseis tanto, aún sería corder. 

485 Por tanto, ten cuidado, no abandones la pieza. 
No seas Pitas Payas, para otro, no se cueza; 
incita a la mujer con gran delicadeza 
y si promete al fin, guárdate de tibieza.

  • NOTA. Esta versión está modernizada, puedes ver la original aquí.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Descubre más desde DIVINAS PALABRAS. Victoria Monera

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo

Scroll al inicio