ROMANCE DEL ENAMORADO Y LA MUERTE. Texto comentado

El romance es una estrofa típica de la tradición literaria española. En el «Romance del Enamorado y la Muerte» tenemos un buen ejemplo de esta estrofa y una bella historia de amor.

EL ROMANCERO

El romancero es un conjunto de poemas de gran variedad temática que solían recitar o cantar los juglares acompañados con música. Narraban sucesos importantes para el pueblo (hazañas de héroes famosos) o relatos que excitaban la fantasía y la imaginación popular.

El «Romance del Enamorado y la Muerte» es un poema de gran belleza, directo, conciso y enérgico con un tema de origen medieval que gozó de gran éxito: la lucha entre el Amor y la Muerte. Los romances anteriores al siglo XVI suelen ser anónimos; pertenecen al «Romancero viejo»; después del siglo XVI aparecen muchos romances ya firmados; a este nuevo grupo se le llama «Romancero nuevo».

La estructura métrica de un romance

El romance es una estrofa típica de la poesía española que ha pervivido hasta nuestros días y grandes poetas lo han usado para expresarse, por ejemplo García Lorca en su ROMANCERO GITANO.

Un romance tiene la siguiente estructura métrica:

Para comentar un texto

Recuerda que, antes de comentar un texto, debes tener claro:

Dos lecturas

  • Te recomiendo que hagas una primera lectura, simplemente para disfrutar del poema y tener una primera impresión.
  • Después una segunda, con un lápiz en la mano para anotar y marcar todo lo que te llama la atención y piensas que debe ser comentado después.

Recuerda numerar los versos

Es muy útil numerar los versos (generalmente se hace de cinco en cinco, como verás en el poema) para hacer un comentario, ya que así es más fácil referirse a uno u otro verso.

Finalmente, ponte a redactar tu comentario.

ROMANCE DEL ENAMORADO Y LA MUERTE

1 Un sueño soñaba anoche,
soñito del alma mía,
soñaba con mis amores,
que en mis brazos los tenía.
5 Vi entrar señora tan blanca,
muy más que la nieve fría.
—¿Por dónde has entrado, amor?
¿Cómo has entrado, mi vida?
Las puertas están cerradas,
10 ventanas y celosías.
—No soy el amor, amante:
la Muerte que Dios te envía.
—¡Ay, Muerte tan rigurosa,
déjame vivir un día!
15 —Un día no puede ser,
una hora tienes de vida.
Muy deprisa se calzaba,
más deprisa se vestía;
ya se va para la calle,
20 en donde su amor vivía.
—¡Ábreme la puerta, blanca,
ábreme la puerta, niña!
—¿Cómo te podré yo abrir
si la ocasión no es venida?
25 Mi padre no fue al palacio,
mi madre no está dormida.
—Si no me abres esta noche,
ya no me abrirás, querida;
la Muerte me está buscando,
30 junto a ti vida sería.
—Vete bajo la ventana
donde labraba y cosía,
te echaré cordón de seda
para que subas arriba,
35 y si el cordón no alcanzare,
mis trenzas añadiría.
La fina seda se rompe;
la Muerte que allí venía:
—Vamos, el enamorado,
40 que la hora ya está cumplida.

ROMANCE DEL ENAMORADO Y LA MUERTE

COMENTARIO

ÉPOCA

Suele datarse en el siglo XVI, partiendo de la teoría de que puede tener su origen en un poema de JUAN DEL ENCINA (del que os dejo unos versos del comienzo), aunque también se supone que el autor se inspiró en la tradición oral.

Yo me estava reposando
durmiendo como solía.

Recordé, triste, llorando
con gran pena que sentía.

Levantéme muy sin tiento
de la cama en que dormía,
cercado del pensamiento,
que valer no me podía.

Mí pasión era tan fuerte
que de mí yo no sabía.

Conmigo estava la muerta
por tenerme compañía.

SOBRE JUAN DEL ENCINA

Nos dice Luis Díaz Viana:

Un poeta ambicioso y triunfador

Quizá uno de los aspectos que hoy más nos pueden atraer de Juan del Encina sea esa doble dedicación a la poesía y a la música, que tanto le aproxima a los «cantautores modernos»; fenómeno, de otra parte, muy frecuente en los artistas que inauguran el Renacimiento. Pero Encina es un personaje cercano a nuestra sensibilidad por otros factores: poeta «de éxito» se halla muy lejos del literato encerrado en su torre de marfil que apenas tiene contacto directo con la realidad que le rodea.

AUTOR

Anónimo, como casi todos los romances del «Romancero viejo» (antes del siglo XVI). Hasta el Renacimiento apenas hay romances firmados.

TEMA

La muerte inexorable que no perdona y de la que es imposible huir; ni siquiera el amor puede salvarnos cuando la muerte nos llama.

-Antítesis vida (simbolizada por el amor enamorado-amante) y muerte.

El tema contrario, es decir, el amor que triunfa ante todo, incluso vence a la muerte, lo tenemos en el ROMANCE DEL CONDE OLINOS.

PARTES

El poema consta de 40 versos.

Podemos dividirlo en tres partes.

  • Del verso 1 al 17. INTRODUCCIÓN

Llegada de la Muerte y advertencia al enamorado.

Es importante destacar el verso 12. «La Muerte que Dios te envía». Con este verso el autor deja claro que el Dios quien ha decido la muerte del joven y la muerte es solo la encargada de cumplir una misión.

  • Del verso 18 al 36. DESARROLLO

Huida del enamorado que busca refugio en brazos de su amada.

  • Del verso 37 al 40. DESENLACE

Muerte del enamorado.

La última parte es la más corta (cuatro versos), mostrando así un desenlace rápido y dando aumentando la impresión de lo inevitables del final.

Nos podemos plantear las siguientes preguntas:

  • ¿Todo el poema es un sueño o es la realidad?
  • Las dos figuras femeninas (Muerte y Enamorada) ¿son figuras metafóricas opuestas, muerte-vida?

ANÁLISIS MÉTRICO

Como ya se adelanta en el título, este poema es un romance.

ESTRUCTURA MÉTRICA

  • 8-, 8a, 8-, 8a, 8-, 8a, 8-…
  • 40 versos
  • Octosílabos: Un-sue-ño-so-ña-ba a-no-che. En este caso hay una sinalefa en la sílaba 6.
  • Rima asonante en los pares (-ÍA)
  • Quedan sueltos los impares

Más romances con su comentario

ESTILO

  • CONCISIÓN, rapidez en la exposición del tema. Final en solo cuatro versos.
  • FORMA DIALOGADA. Expresar el tema mediante diálogos es bastante usual en los romances.
  • Uso del IMPERATIVO para dar sensación de rapidez y urgencia: versos 14, 21, 22, 31 y 39.
  • Uso del FUTURO DE SUBJUNTIVO, un tiempo verbal no usado actualmente: verso 35 «alcanzare«.
  • Uso del DIMINUTIVO «soñito» con el que se carga de emotividad el poema desde sus primeros versos.
  • Uso frecuente de SÍMBOLOS
    • EL COLOR BLANCO. Se usa para calificar, en primer lugar, a la muerte «señora tan blanca» (verso 5) y, después, como vocativo para referirse a la enamorada (verso 21). Así pues, el color blanco simboliza, por una parte, la muerte, y por otra a la amada. Es interesante destacar el uso del color blanco asociado a la muerte, ya que actualmente (y con origen en las Danzas Macabras medievales) nos representamos siempre a la muerte de color negro; el color blanco lo asociamos a la pureza.
    • EL HILO DE SEDA. Símbolo de la vida y su fragilidad. También del final de la esperanza y de la vida.
    • LA PUERTA Y LA VENTANA. Simbolizan una posibilidad de escapar, pero el enamorado no puede ni cruzar la puerta ni llegar a la ventana; entonces, su fin es seguro.

FIGURAS LITERARIAS

  • Hipérbaton. Verso 16, «una hora tienes de vida» (por «tienes una hora de vida», que es el orden lógico. También en el verso 30.
  • Derivación. Repetición del lexema de “sueño” en los primeros versos (1, 2 y 3).
  • También derivación en el verso 11 (amor, amante) y en los versos 27 y 28 («abrir, abrirás«).
  • Aliteración conseguida con las frecuentes derivaciones del poema. Por ejemplo: versos 1, 2 y 3, aliteración de la Ñ.
  • Anáfora. Versos 21 y 22, repetición de «Ábreme«.
  • Personificación de la muerte en el verso 5 y el resto del poema donde aparece como un personaje más que dialoga con el enamorado.
  • Estructuras paralelas: versos 17-18 «Muy deprisa se calzaba, más deprisa se vestía», versos 21-22, versos 25-26.
  • Antítesis. «Muerte-vida«, versos 13-14, versos 29-30.
  • Epíteto (adjetivo innecesario). Verso 6 «nieve fría«.
  • Comparación. Verso 6, «muy más que la nieve fría«.
  • Pleonasmo. «Muy más», verso 6; «para que subas arriba«, verso 34.

CONCLUSIÓN

Este romance es uno de los más bonitos de todo el Romancero español. De sencilla y bella sonoridad y con gran ritmo, todo ello logrado con pocos elementos muy bien combinados: lenguaje sencillo, repeticiones, símbolos. Además, buen uso del diálogo intercalado entre la narración; ambos conviven en perfecta armonía. Un tema trascendental (el de la muerte inevitable que nos acecha en cualquier momento) bien presentado y desarrollado.

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